EL NUEVO
PACTO
Hebreos
8:7-13
- El pacto de la ley era defectuoso por causa del hombre. Hebreos
8:7-9.
Porque
si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado
lugar para el segundo. Porque reprendiéndolos dice: He aquí vienen días, dice
el Señor, en que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo
pacto; no como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano
para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos no permanecieron en mi
pacto, y yo me desentendí de ellos, dice el Señor.
En
estos versículos el autor de Hebreos cita Jeremías 31:31-32. En el pasaje de
Jeremías el Señor dijo que había sido marido fiel a Israel, pero que la nación
se había rebelado contra él. El antiguo pacto (la ley) fue buena, santa y
justa. Enseñó a Israel (y a nosotros) lo que Dios espera de su pueblo. Podemos
aprender mucho al estudiar el antiguo pacto, porque es una revelación santa de
la voluntad de Dios para con la humanidad. Sin embargo, el antiguo pacto fue
débil, porque no podía cambiar el corazón humanos. Podía enseñar lo que es
justo y recto, pero no podía dar el poder necesario para obedecer. La maldad en
nosotros es demasiado arraigada y fuerte. No podemos por nuestros propios
esfuerzos obedecer de lleno la santa ley de Dios.
El
antiguo pacto prometía bendición para los obedientes y castigo para los
rebeldes. Desde el primer mes, los israelitas se rebelaron contra su amante
Dios, quebrantaron su pacto, y recibieron castigo y muerte por su
desobediencia. La ley cuyo propósito fue dar vida al pueblo de Dios, resultó en
muerte para ellos, porque no pudieron obedecerla de lleno. Por eso el antiguo
pacto fue defectuoso, no porque era malo, sino porque no podía producir la
santidad en los que estaban bajo su régimen.
- En el nuevo pacto las leyes están sobre el corazón. Hebreos
8:10.
Por
lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel después de
aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre
su corazón las escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí
por pueblo.
El anhelo eterno
del corazón de nuestro Dios es tener compañerismo con sus criaturas. El bien
sabía que no iba a poder tener comunión completa con ellas a través del antiguo
pacto, porque el pecado seguiría siendo estorbo. Sin embargo, el antiguo pacto era
necesario, porque preparó el camino para el nuevo.
¿Qué provisiones
del nuevo pacto encuentras en Hebreos 8:10?
• Fue designado originalmente para la nación de
Israel.
• Dios pondrá sus leyes en el corazón de su
pueblo. Bajo el nuevo pacto la ley de Dios no es una lista de reglas impuesta
de afuera, sino que nace de adentro. La persona obedece a Dios de buena
voluntad, y no por obligación.
• La comunión entre Dios y su pueblo será
absoluta. Ellos pertenecen a Dios, y Dios pertenece a ellos.
Lee
Lucas 22:20 y 1ª a Corintios 11:25. ¿Cuál es la base del nuevo pacto?
Es
la sangre de Jesucristo. La base del antiguo pacto era la sangre de animales.
El nuevo pacto tiene vigencia desde que Jesús derramó su sangre en la cruz de
Calvario.
C.
En el nuevo pacto cada creyente conoce personalmente
a Dios.
Hebreos 8:11.
Y
ninguno enseñará a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al
Señor; porque todos me conocerán, desde el menor hasta el mayor de ellos.
¿Qué
provisión adicional encuentras en este versículo?
Los
que están amparados bajo el nuevo pacto conocerán íntimamente a Dios. No
necesitarán que otros le enseñen cómo conocer al Señor, porque la comunión
entre ellos será establecida por Dios mismo. Esto no quiere decir que la
persona bajo el nuevo pacto sabrá todo acerca de Dios desde el primer momento.
Tendrá que aprender mucho, y necesitará maestros espirituales. De hecho,
durante toda la eternidad estaremos conociendo más y más acerca de nuestro
maravilloso Creador y Salvador. Lo que no necesitará es alguien para decirle
cómo entrar en relación con Dios, porque ya lo conocerá personalmente.
Como hemos
visto, el nuevo pacto tiene aplicación a la Iglesia y también a Israel como
nación. Hoy una persona, sea judío o gentil, está amparado bajo el nuevo pacto
a nivel individual en el momento de recibir a Jesús como su Salvador. Desde ese
momento, las provisiones del nuevo pacto toman vigencia en su vida. Tiene unión
directa y eterna con Dios. Quiere obedecer a Dios, y el Espíritu Santo le hace
entender lo que debe hacer. Tiene poder sobrenatural para obedecer la ley
divina. Nunca será separado de Dios, porque el uno pertenece al otro.
En el futuro,
todas estas provisiones serán otorgadas a Israel como nación. Cuando Jesús
vuelva a la tierra para reinar, la gran mayoría de los israelitas lo aceptarán
por fin como su Mesías, Salvador, y Rey. Todos los que en aquel día se
arrepienten de su rebelión estarán inmediatamente amparados bajo el nuevo
pacto. Jesús murió para rescatar a la Iglesia, y también a su amado pueblo.
- En el nuevo pacto Dios limpia por completo los pecados. Hebreos
8:12.
Porque
seré propicio a sus injusticias, y nunca más me acordaré de sus pecados y de
sus iniquidades.
Este versículo
es una promesa tan sublime que nos impulsa a humilde y reverente adoración. La
primera frase dice: “Seré propicio a sus injusticias”. La palabra propicio
quiere decir “mostrar misericordia basado en el sacrificio”. Jesucristo es
nuestra propiciación delante del Padre. Esto quiere decir que el sacrificio de
su cuerpo y alma sobre la cruz satisfizo para siempre la santa ira de Dios
contra el pecado. Dios ya no tiene que castigar nuestra maldad, porque Jesús
sufrió el terrible castigo que ella merece. El Padre descargó en Jesús toda su
ira contra nuestras injusticias, y no quedó más para nosotros. Por eso Dios
puede ser misericordioso con nosotros los pecadores que estamos confiando en
Jesús como nuestro Salvador. Nuestra cuenta de pecado está pagada, y Dios está
libre para derramar en nosotros todas las bendiciones que desea su corazón.
El resultado de
esto es que Dios ya no recuerda contra nosotros nuestros pecados. ¿Esto quiere
decir que Dios olvida lo malo que hemos hecho? La respuesta es “no” y “sí”.
Dios no olvida en el sentido que no puede traer a la memoria ciertos hechos. El
es omnisciente. Sabe todo lo que va a acontecer, y recuerda todo lo que ha
sucedido en el pasado. Su memoria no se deteriora cuando nos perdona. Sabe y
recuerda nuestras mentiras, nuestro egoísmo, nuestra ira descontrolada, y nuestros
pensamientos impuros. Recuerda todo, pero no lo toma en cuenta contra nosotros.
En este sentido, Dios olvida nuestra maldad. El sabe que sucedió, pero nuestro
pecado no afecta para nada su amor y bondad hace nosotros, ni sus planes para
bendecirnos en el futuro. El pecado de todos sus hijos ha sido pagado por su
Hijo eterno, Jesucristo, y por eso no puede intervenir entre nosotros.
Para entender
esto mejor, vamos a poner algunos ejemplos de la vida cotidiana de cómo
nosotros recordamos las ofensas, y cómo estos recuerdos dañan nuestras
relaciones.
• Carolina se casó con Enrique hace cuatro
años. Al principio ella y su esposo disfrutaron el matrimonio, y su amor crecía
cada vez más. Entonces empezaron los pequeños desacuerdos y conflictos que toda
pareja pasa mientras se ajustan el uno al otro. En vez de perdonar a Enrique y
tratar de comprenderlo, Carolina guardó en su corazón todas las fallas, todas
las palabras hirientes, y todas las ofensas que su esposo había cometido. En
los momentos de conflicto, Carolina sacaba estas fallas y las recordaba a
Enrique. Decía: “No puedo confiar en ti. ¿Recuerdas cuando gastaste todo el
sueldo en arreglos para la moto, y nos quedamos sin un peso para el mercado?” y
“Tu siempre me quedas mal. Ya van cinco veces que no recuerdas que tenemos que
pagar el teléfono antes del diez del mes”. Enrique ha pedido perdón por sus
fallas, pero Carolina las está recordando en su contra. Sus constantes
reproches están dañando la relación entre ellos.
• Por mucho tiempo Diana y Julia eran buenas
amigas. Iban de compras juntas, y se contaban los secretos. Entonces en una
ocasión Julia contó a otra amiga algo que Diana le había dicho en confianza.
Julia reconoció su deslealtad, y con lágrimas rogó a Diana que la perdonara.
Diana dijo que sí, pero siempre cuando pensaba en Julia, recordaba aquella
ofensa. No le volvió a brindar la misma confianza como antes, y poco a poco la
amistad se enfrió.
Dios no nos
trata así. Cuando confesamos nuestro pecado, él lo borra con la sangre de
Cristo, y restablece comunión con nosotros. Nuestra maldad no afecta su amor
hacia nosotros. Para Dios, nuestro pecado ya ha sido pagado, y no queda nada
contra nosotros en su corazón. Nos recibe con misericordia, amor y alegría.
Disfruta plena comunión con nosotros, y promete que jamás recordará contra
nosotros nuestra maldad.
- El nuevo pacto reemplaza Al antiguo. Hebreos
8:13.
Al
decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se
envejece, está próximo a desaparecer.
Al terminar este
estudio, vamos a comparar las provisiones del antiguo pacto con las del nuevo.
El autor de Hebreos mostró claramente el contraste entre los dos para que sus
amigos se dieran cuenta de las grandes ventajas que tienen en Cristo. Al
comparar el viejo y el nuevo, ¿quién volvería al antiguo?
EL ANTIGUO PACTO (LA LEY)
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EL NUEVO PACTO (LA GRACIA)
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Ofrendas continuas por el
pecado que solamente cubrían provisionalmente la maldad
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Una ofrenda hecho una vez
para siempre por Jesucristo que quita la maldad
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Basado en la sangre de
animales
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Basado en la sangre de
Jesucristo
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Revela lo que es pecado,
pero no da poder sobre el pecado en la vida
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Renueva el corazón de modo
que el creyente quiere obedecer a Dios y tiene el poder para hacerlo
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No se podía conocer
íntimamente a Dios
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Dios y el creyente están en
plena comunión
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Dios recordaba el pecado de
su pueblo porque no había sido limpiado
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Dios no recuerda contra el
creyente el pecado, porque Jesús lo ha pagado todo
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Se entraba por medio del
nacimiento en la nación de Israel
|
Se entra por medio de la fe
en Jesucristo, siendo israelita o gentil
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El antiguo pacto
tiene mucho que enseñarnos acerca de Dios, de la santidad, y de la condición
humana. No debemos despreciarlo. Más bien, debemos estudiarlo porque contiene
mucha bendición para nosotros. Sin embargo, no estamos bajo sus provisiones
hoy. El antiguo pacto ha sido reemplazado por el nuevo. Ya no hay barrera entre
Dios y nosotros. Jesús entró en nuestro mundo como hombre, sufrió las
consecuencias de nuestro pecado y rebelión, y abrió la puerta para que podemos
tener plena comunión con Dios.
La ley nos
enseña acerca de Dios, pero no nos lleva a Dios. Jesús en cambio nos revela
cómo es Dios, y nos lleva al Padre. El Espíritu Santo vive en nuestra vida, y
desde que creemos en Cristo estamos en contacto íntimo con Dios Padre, Dios
Hijo, y Dios Espíritu Santo.