miércoles, 4 de mayo de 2016

EL NUEVO PACTO
Hebreos 8:7-13


  1. El pacto de la ley era defectuoso por causa del hombre. Hebreos 8:7-9.
Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo. Porque reprendiéndolos dice: He aquí vienen días, dice el Señor, en que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto; no como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos no permanecieron en mi pacto, y yo me desentendí de ellos, dice el Señor.

En estos versículos el autor de Hebreos cita Jeremías 31:31-32. En el pasaje de Jeremías el Señor dijo que había sido marido fiel a Israel, pero que la nación se había rebelado contra él. El antiguo pacto (la ley) fue buena, santa y justa. Enseñó a Israel (y a nosotros) lo que Dios espera de su pueblo. Podemos aprender mucho al estudiar el antiguo pacto, porque es una revelación santa de la voluntad de Dios para con la humanidad. Sin embargo, el antiguo pacto fue débil, porque no podía cambiar el corazón humanos. Podía enseñar lo que es justo y recto, pero no podía dar el poder necesario para obedecer. La maldad en nosotros es demasiado arraigada y fuerte. No podemos por nuestros propios esfuerzos obedecer de lleno la santa ley de Dios.
El antiguo pacto prometía bendición para los obedientes y castigo para los rebeldes. Desde el primer mes, los israelitas se rebelaron contra su amante Dios, quebrantaron su pacto, y recibieron castigo y muerte por su desobediencia. La ley cuyo propósito fue dar vida al pueblo de Dios, resultó en muerte para ellos, porque no pudieron obedecerla de lleno. Por eso el antiguo pacto fue defectuoso, no porque era malo, sino porque no podía producir la santidad en los que estaban bajo su régimen.

  1. En el nuevo pacto las leyes están sobre el corazón. Hebreos 8:10.
Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo.

El anhelo eterno del corazón de nuestro Dios es tener compañerismo con sus criaturas. El bien sabía que no iba a poder tener comunión completa con ellas a través del antiguo pacto, porque el pecado seguiría siendo estorbo. Sin embargo, el antiguo pacto era necesario, porque preparó el camino para el nuevo.

¿Qué provisiones del nuevo pacto encuentras en Hebreos 8:10?
•   Fue designado originalmente para la nación de Israel.
•   Dios pondrá sus leyes en el corazón de su pueblo. Bajo el nuevo pacto la ley de Dios no es una lista de reglas impuesta de afuera, sino que nace de adentro. La persona obedece a Dios de buena voluntad, y no por obligación.
•   La comunión entre Dios y su pueblo será absoluta. Ellos pertenecen a Dios, y Dios pertenece a ellos.

Lee Lucas 22:20 y 1ª a Corintios 11:25. ¿Cuál es la base del nuevo pacto?

Es la sangre de Jesucristo. La base del antiguo pacto era la sangre de animales. El nuevo pacto tiene vigencia desde que Jesús derramó su sangre en la cruz de Calvario.

C.   En el nuevo pacto cada creyente conoce personalmente a Dios. Hebreos 8:11.
Y ninguno enseñará a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor; porque todos me conocerán, desde el menor hasta el mayor de ellos.

¿Qué provisión adicional encuentras en este versículo?

Los que están amparados bajo el nuevo pacto conocerán íntimamente a Dios. No necesitarán que otros le enseñen cómo conocer al Señor, porque la comunión entre ellos será establecida por Dios mismo. Esto no quiere decir que la persona bajo el nuevo pacto sabrá todo acerca de Dios desde el primer momento. Tendrá que aprender mucho, y necesitará maestros espirituales. De hecho, durante toda la eternidad estaremos conociendo más y más acerca de nuestro maravilloso Creador y Salvador. Lo que no necesitará es alguien para decirle cómo entrar en relación con Dios, porque ya lo conocerá personalmente.

Como hemos visto, el nuevo pacto tiene aplicación a la Iglesia y también a Israel como nación. Hoy una persona, sea judío o gentil, está amparado bajo el nuevo pacto a nivel individual en el momento de recibir a Jesús como su Salvador. Desde ese momento, las provisiones del nuevo pacto toman vigencia en su vida. Tiene unión directa y eterna con Dios. Quiere obedecer a Dios, y el Espíritu Santo le hace entender lo que debe hacer. Tiene poder sobrenatural para obedecer la ley divina. Nunca será separado de Dios, porque el uno pertenece al otro.

En el futuro, todas estas provisiones serán otorgadas a Israel como nación. Cuando Jesús vuelva a la tierra para reinar, la gran mayoría de los israelitas lo aceptarán por fin como su Mesías, Salvador, y Rey. Todos los que en aquel día se arrepienten de su rebelión estarán inmediatamente amparados bajo el nuevo pacto. Jesús murió para rescatar a la Iglesia, y también a su amado pueblo.

  1. En el nuevo pacto Dios limpia por completo los pecados. Hebreos 8:12.
Porque seré propicio a sus injusticias, y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades.

Este versículo es una promesa tan sublime que nos impulsa a humilde y reverente adoración. La primera frase dice: “Seré propicio a sus injusticias”. La palabra propicio quiere decir “mostrar misericordia basado en el sacrificio”. Jesucristo es nuestra propiciación delante del Padre. Esto quiere decir que el sacrificio de su cuerpo y alma sobre la cruz satisfizo para siempre la santa ira de Dios contra el pecado. Dios ya no tiene que castigar nuestra maldad, porque Jesús sufrió el terrible castigo que ella merece. El Padre descargó en Jesús toda su ira contra nuestras injusticias, y no quedó más para nosotros. Por eso Dios puede ser misericordioso con nosotros los pecadores que estamos confiando en Jesús como nuestro Salvador. Nuestra cuenta de pecado está pagada, y Dios está libre para derramar en nosotros todas las bendiciones que desea su corazón.

El resultado de esto es que Dios ya no recuerda contra nosotros nuestros pecados. ¿Esto quiere decir que Dios olvida lo malo que hemos hecho? La respuesta es “no” y “sí”. Dios no olvida en el sentido que no puede traer a la memoria ciertos hechos. El es omnisciente. Sabe todo lo que va a acontecer, y recuerda todo lo que ha sucedido en el pasado. Su memoria no se deteriora cuando nos perdona. Sabe y recuerda nuestras mentiras, nuestro egoísmo, nuestra ira descontrolada, y nuestros pensamientos impuros. Recuerda todo, pero no lo toma en cuenta contra nosotros. En este sentido, Dios olvida nuestra maldad. El sabe que sucedió, pero nuestro pecado no afecta para nada su amor y bondad hace nosotros, ni sus planes para bendecirnos en el futuro. El pecado de todos sus hijos ha sido pagado por su Hijo eterno, Jesucristo, y por eso no puede intervenir entre nosotros.

Para entender esto mejor, vamos a poner algunos ejemplos de la vida cotidiana de cómo nosotros recordamos las ofensas, y cómo estos recuerdos dañan nuestras relaciones.

•   Carolina se casó con Enrique hace cuatro años. Al principio ella y su esposo disfrutaron el matrimonio, y su amor crecía cada vez más. Entonces empezaron los pequeños desacuerdos y conflictos que toda pareja pasa mientras se ajustan el uno al otro. En vez de perdonar a Enrique y tratar de comprenderlo, Carolina guardó en su corazón todas las fallas, todas las palabras hirientes, y todas las ofensas que su esposo había cometido. En los momentos de conflicto, Carolina sacaba estas fallas y las recordaba a Enrique. Decía: “No puedo confiar en ti. ¿Recuerdas cuando gastaste todo el sueldo en arreglos para la moto, y nos quedamos sin un peso para el mercado?” y “Tu siempre me quedas mal. Ya van cinco veces que no recuerdas que tenemos que pagar el teléfono antes del diez del mes”. Enrique ha pedido perdón por sus fallas, pero Carolina las está recordando en su contra. Sus constantes reproches están dañando la relación entre ellos.

•   Por mucho tiempo Diana y Julia eran buenas amigas. Iban de compras juntas, y se contaban los secretos. Entonces en una ocasión Julia contó a otra amiga algo que Diana le había dicho en confianza. Julia reconoció su deslealtad, y con lágrimas rogó a Diana que la perdonara. Diana dijo que sí, pero siempre cuando pensaba en Julia, recordaba aquella ofensa. No le volvió a brindar la misma confianza como antes, y poco a poco la amistad se enfrió.

Dios no nos trata así. Cuando confesamos nuestro pecado, él lo borra con la sangre de Cristo, y restablece comunión con nosotros. Nuestra maldad no afecta su amor hacia nosotros. Para Dios, nuestro pecado ya ha sido pagado, y no queda nada contra nosotros en su corazón. Nos recibe con misericordia, amor y alegría. Disfruta plena comunión con nosotros, y promete que jamás recordará contra nosotros nuestra maldad.

  1. El nuevo pacto reemplaza Al antiguo. Hebreos 8:13.
Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer.

Al terminar este estudio, vamos a comparar las provisiones del antiguo pacto con las del nuevo. El autor de Hebreos mostró claramente el contraste entre los dos para que sus amigos se dieran cuenta de las grandes ventajas que tienen en Cristo. Al comparar el viejo y el nuevo, ¿quién volvería al antiguo?


EL ANTIGUO PACTO (LA LEY)


EL NUEVO PACTO (LA GRACIA)
Ofrendas continuas por el pecado que solamente cubrían provisionalmente la maldad
Una ofrenda hecho una vez para siempre por Jesucristo que quita la maldad
Basado en la sangre de animales
Basado en la sangre de Jesucristo
Revela lo que es pecado, pero no da poder sobre el pecado en la vida
Renueva el corazón de modo que el creyente quiere obedecer a Dios y tiene el poder para hacerlo
No se podía conocer íntimamente a Dios
Dios y el creyente están en plena comunión
Dios recordaba el pecado de su pueblo porque no había sido limpiado
Dios no recuerda contra el creyente el pecado, porque Jesús lo ha pagado todo
Se entraba por medio del nacimiento en la nación de Israel
Se entra por medio de la fe en Jesucristo, siendo israelita o gentil

El antiguo pacto tiene mucho que enseñarnos acerca de Dios, de la santidad, y de la condición humana. No debemos despreciarlo. Más bien, debemos estudiarlo porque contiene mucha bendición para nosotros. Sin embargo, no estamos bajo sus provisiones hoy. El antiguo pacto ha sido reemplazado por el nuevo. Ya no hay barrera entre Dios y nosotros. Jesús entró en nuestro mundo como hombre, sufrió las consecuencias de nuestro pecado y rebelión, y abrió la puerta para que podemos tener plena comunión con Dios.


La ley nos enseña acerca de Dios, pero no nos lleva a Dios. Jesús en cambio nos revela cómo es Dios, y nos lleva al Padre. El Espíritu Santo vive en nuestra vida, y desde que creemos en Cristo estamos en contacto íntimo con Dios Padre, Dios Hijo, y Dios Espíritu Santo.
EL SANTUARIO CELESTIAL
Hebreos 8:1-13

A. INTRODUCCION.

1. Vivimos en un mundo que está cambiando constantemente.

2. En cuanto a las cosas espirituales, Dios no cambia en su persona, ni en sus propósitos, pero su trato con la humanidad cambia según la época, y según el comportamiento de los hombres.
¿Cómo ha cambiado el trato de Dios con la humanidad a través de los siglos? Aquí te damos unos ejemplos:

•    Al principio Dios dio vegetales al hombre para comer (Génesis 1:29). Después del diluvio, agregó carne a la alimentación humana (Génesis 9:3).
•    Por muchos siglos Dios obró especialmente con la nación de Israel (Génesis 12:1-3). Hoy invita a judíos y a gentiles a acercarse a él por medio de Jesucristo (Mateo 28:18-20).
•    En la ley de Moisés Dios estableció sacrificios de animales como medio por el cual el hombre podía estar en comunión con él (Levítico capítulos 1-7). Hoy nos acercamos a Dios por medio del sacrificio de Jesucristo (Romanos 3:21-24).

3. En el capítulo 8 de Hebreos, Dios nos habla de dos cosas nuevas relacionadas con su trato con los hombres: un nuevo santuario y un nuevo pacto. ¿Cómo afecta esto tu vida? Veremos a continuación.

B.     EL NUEVO SANTUARIO. Hebreos 8:1-6.

  1. Nuestro sumo sacerdote está en el santuario celestial. Hebreos 8:1-2.
Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos, ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre.

El autor de Hebreos acababa de ensalzar a Jesucristo como el sumo sacerdote perfecto que ha ofrecido el sacrificio perfecto. En estos versículos menciona tres cosas adicionales que muestran la superioridad del sacerdocio de Jesús.
•    Nuestro sumo sacerdote está sentado. No había sillas en el tabernáculo ni en el templo del Antiguo Testamento. Los sacerdotes no podían sentarse mientras ministraban en las cosas sagradas. La falta de sillas simbolizaba que el trabajo de ellos nunca terminaba. Todos los días había que ofrecer animales en sacrificio por el pecado. Todos los días había que cambiar los panes sagrados y llenar las lámparas de aceite. Todos los días había que ofrecer incienso sobre el altar de incienso. Los rituales eran perpetuos, porque eran imperfectos. Eran apenas sombras de lo verdadero, y no proporcionaban descanso al alma de los congregantes.
Jesús en cambio, está sentado. El hizo una obra perfecta sobre la cruz. Ofreció el sacrificio definitivo por el pecado cuando se ofreció a sí mismo sobre el cruento altar. Está sentado en el cielo porque su obra está terminada. No queda más que hacer para salvar a los que a él acuden. El hecho de que Jesús está sentado nos da gran seguridad. Entendemos que ha terminado su obra a nuestro favor, y que todo lo que tenemos que hacer para entrar en comunión con Dios es confiar en él. Descansamos en la obra completa de Cristo, y encontramos paz para nuestra alma.
•    Nuestro sumo sacerdote está sentado en su trono a la diestra del Padre (Véase Apocalipsis 3:21). Ningún sacerdote levítico tenía el derecho de sentarse en el trono real, porque el rey era de la tribu de Judá. De la misma manera, ningún rey judío podía ofrecer sacrificios, porque esto era oficio designado a los levitas.
Nuestro gran sumo sacerdote Jesucristo no solamente está sentado, habiendo terminado para siempre la obra de nuestra redención, sino está sentado en el trono. Es rey y sacerdote según el orden de Melquisedec, y tiene toda potestad y gloria. El trono de rey simboliza autoridad y dominio. Jesucristo ha recibido toda autoridad para actuar de la mano del Padre. Toda esta creación está bajo su dominio (Mateo 28:18 y Filipenses 2:9-11).
•    Nuestro sumo sacerdote nos está representando en el verdadero tabernáculo.  El tabernáculo que Moisés levantó en el desierto fue diseñado según el modelo que Dios le mostró en el monte Sinaí (Exodo 26:30). En el libro de Apocalipsis vemos que el templo verdadero, del cual el tabernáculo era símbolo, está en el cielo. Veremos esto en detalle más adelante. Aquí basta decir que el tabernáculo de Moisés fue hecho por los hombres, y por eso tenía defectos. El templo en el cielo, en cambio, fue hecho por Dios, y por eso es perfecto en cada detalle.

  1. El sacrificio que ofrece nuestro sumo sacerdote es perfecto. Hebreos 8:3.
Porque todo sumo sacerdote está constituido para presentar ofrendas y sacrificios; por lo cual es necesario que también éste tenga algo que ofrecer.

Ya que todo sumo sacerdote tiene que presentar ante Dios ofrendas y sacrificio, Jesús también necesita tener algo que ofrecer. De verdad, su ofrenda y sacrificio es asombroso, porque ofreció a sí mismo para ser el sacrificio por el pecado de la humanidad.

  1. Nuestro sumo sacerdote no ofició en el santuario terrenal. Hebreos 8:4.
Así que, si estuviese sobre la tierra, ni siquiera sería sacerdote, habiendo aún sacerdotes que presentan las ofrendas según la ley;

Jesús, siendo de la tribu real de Judá, no tenía el derecho de ejercer su sacerdocio en el templo de Jerusalén. Si en verdad él es sumo sacerdote, tiene que estar oficiando en otro templo. Este templo se encuentra en el cielo.
El hecho de que este versículo especifica que los sacerdotes levitas todavía estaban cumpliendo sus funciones en el templo de Jerusalén, es una indicación clara de la fecha cuando fue escrito Hebreos. El templo fue destruido en el año 70 d.C., de modo que Hebreos tuvo que haber sido escrito antes de esta fecha. La destrucción del templo un poco después, tuvo que haber sido una fuerte vindicación de las doctrinas delineadas en este libro. Si todavía se necesitaba el sacrificio de animales para acercarse a Dios, el Señor no hubiera permitido la destrucción del único lugar dedicado por decreto de Dios a esta función (Deuteronomio 12:1-14). Da a entender claramente que ha habido un cambio en la manera de Dios tratar con la humanidad. El sacrificio perfecto ha sido ofrecido, y ya no se necesitan más los sacrificios anteriores.

  1. El tabernáculo terrenal es una copia del tabernáculo celestial. Hebreos 8:5.
los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales, como se le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el tabernáculo, diciéndole: Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte.

Este versículo nos enseña que el tabernáculo del Antiguo Testamento representaba cosas espirituales. En las páginas del Antiguo Testamento tenemos muchos tipos o símbolos de Jesús y de cosas espirituales. Sin embargo, debemos tener cuidado de no encontrar símbolos donde no están. La Biblia no es un libro alegórico en que todos los detalles tienen significado simbólico. Debemos entender la Biblia en su sentido literal e histórico. Cuando algún evento, personaje, u objeto tiene significado simbólico, el Espíritu Santo lo revela en el Nuevo Testamento. En este caso, vemos que el tabernáculo es uno de los tipos o símbolos más extensos del Antiguo Testamento. De hecho, cada mueble, cada color, y aun los materiales usados en la hechura del tabernáculo, tienen su significado espiritual. Simbolizan a Cristo, y también simbolizan el templo perfecto en el cielo.

SEMEJANZAS DEL TABERNÁCULO DE MOISÉS Y EL TEMPLO EN EL CIELO
Éxodo y de Apocalipsis.

Éxodo 40:1-3 y Apocalipsis 11:19    El arca del testimonio o del pacto estaba en el tabernáculo y también en el templo en el cielo.
Éxodo 27:1-2 y Apocalipsis 6:9      El altar de bronce donde se quemaban los animales ofrecidos en holocausto tiene su contraparte en el cielo. Los mártires de la tribulación están asociados con este altar porque su devoción a Dios será como un holocausto y ofrenda de amor.
Éxodo 30:1-3 y Apocalipsis 8:3-5     El altar del incienso representa la intercesión tanto en el tabernáculo, como en el templo en el cielo.
Éxodo 30:18-19 y Apocalipsis 4:6    La fuente de bronce en el tabernáculo corresponde al “mar de vidrio” en el templo del cielo. “Mar” en este caso no quiere decir un océano, sino un recipiente grande para agua. (Véase 1ª de Reyes 7:23-26 que habla del “mar” que hizo Salomón para el templo de Jerusalén.)
Éxodo 25:31-32 y Apocalipsis 4:5    El candelero de oro que tenía siete lámparas corresponde a los siete lámparas de fuego que están delante del trono de Dios.

  1. Nuestro sumo sacerdote tiene un ministerio mejor, porque se basa en un pacto mejor. Hebreos 8:6.
Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas.

Moisés fue el mediador del pacto antiguo, el de la ley. Dios decretó los diez mandamientos desde el monte Sinaí al oído de todo el pueblo, pero ellos se asustaron tanto que rogaron a Moisés hablar con Dios a su favor (Exodo 20:18-20). Prometieron obedecer todo lo que Dios les mandara con tal que no tuvieran que oír su voz. Dios estuvo de acuerdo y entregó la ley a Moisés para que él la diera al pueblo.
Lamentablemente, el pueblo de Israel pronto olvidó su promesa. Moisés sirvió fielmente como mediador, pero los israelitas quebrantaron el pacto antes de terminar los primeros 40 días. Moisés todavía estaba en la montaña recibiendo la ley de boca de Dios cuando el pueblo instó a Aarón a hacerles un Dios visible que podían adorar. El les hizo un becerro lo cual adoraron descaradamente (Exodo 32). El pacto que Dios hizo con Israel por medio de Moisés fracasó, no porque era defectuoso en sí. Antes era puro, santo y bueno. El problema no fue la ley, sino el corazón pecaminoso del pueblo. La ley podía decirles lo que era bueno, pero no tenía poder para ayudarles a cumplirla. No podía cambiar el corazón.
Ahora bien, Jesucristo también es mediador de un pacto entre Dios y los hombres. De hecho, es el único mediador entre Dios y los hombres porque es Dios y también es Hombre (1ª a Timoteo 2:5). Jesús es mejor mediador que Moisés, porque él estableció un mejor pacto. El pacto de la ley prometía bendición por la obediencia, y maldición por la desobediencia. Dependía de la sumisión del pueblo a sus preceptos. En cambio, el nuevo pacto que Jesús proveyó está basado en la obediencia de él. Promete un cambio de corazón, y establece comunión directa con Dios.



C. CONCLUSION


El  nuevo pacto se está cumpliendo hoy a nivel personal a través de la Iglesia.

miércoles, 27 de abril de 2016

Hebreos 7:20-28

Hebreos 7:20-28



JESÚS – SACERDOTE ETERNO


A. INTRODUCCIÓN.

Hemos visto que el oficio de sacerdote era de suma importancia tanto en tiempos del Antiguo Testamento, como en el Nuevo. La Biblia habla de sacerdotes paganos y de sacerdotes dedicados a Dios. Entre los sacerdotes levíticos, había buenos y malos, rectos y torcidos, piadosos e impíos, valientes y cobardes, santos e impuros. La ley de Moisés no enumera calificaciones morales para los sacerdotes. Si los descendientes de Aarón llenaban los requisitos físicos y ceremoniales, podían servir como sacerdotes de Dios.

Los sacerdotes levíticos a veces cumplían bien sus deberes, y otras veces fallaban. En los tiempos del Nuevo Testamento, gran número de los sacerdotes se habían apartado de Dios. Las ceremonias y los rituales establecidos por la ley para ellos eran vacíos. Habían perdido su significado, porque ellos no tenían una relación personal con el Dios que servían. En vez de ayudar al pueblo a acercarse a Dios, los principales sacerdotes tenían un negocio sucio en el templo en el cual engañaban a los que venían para ofrecer sacrificios. Por envidia e incredulidad entregaron a Jesús a la muerte. Aunque después de la resurrección del Señor muchos de ellos creyeron y fueron salvos, el sacerdocio corrupto ya estaba a punto de desaparecer.

En el libro de Hebreos tenemos el maravilloso plan de Dios con relación al sacerdocio. Necesitamos un sacerdote, porque somos pecadores, pero el sacerdocio levítico estaba lleno de corrupción, y había perdido su autoridad moral para servir delante de Dios y del pueblo. ¿Cómo solucionar el problema? Dios instituyó un nuevo sacerdocio bajo el orden de Melquisedec. Hemos visto que el gran sumo sacerdote bajo el nuevo orden es nuestro Salvador Jesucristo. Hoy veremos más acerca de su maravilloso ministerio a nuestro favor.

B.     JESUS ES SACERDOTE POR JURAMENTO DIVINO. Hebreos 7:20-22.

  1. El juramento de Dios. Hebreos 7:20-21.
Y esto no fue hecho sin juramento; porque los otros ciertamente sin juramento fueron hechos sacerdotes; pero éste, con el juramento del que le dijo: Juró el Señor, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec.

Dios instituyó el sacerdocio levítico, pero no con juramento. Simplemente nombró a Aarón y a sus descendientes para tomar este cargo (Éxodo 28:1). Con relación a Jesús, en cambio, Dios lo estableció como sacerdote para siempre con juramento.

Cuando dice que “juró el Señor, y no se arrepentirá” quiere decir que no cambiará de opinión, ni anulará lo establecido. Dios anuló el sacerdocio levítico, porque ya había cumplido su función. Los hijos de Aarón tuvieron que ofrecer los sacrificios en el templo hasta que hubiera llegado el sacrificio perfecto. Una vez presentado el sacrificio definitivo por el pecado, ya no se necesitaba más el sacerdocio levítico. Es interesante que los sacerdotes levitas eran los que entregaron a Jesús a la muerte. Cumplieron su última función sacrificando al Cordero de Dios sobre el altar de la cruz.

Dios anuló el sacerdocio levítico cuando ya había cumplido su propósito, pero nunca anulará el sacerdocio de Jesucristo. Jesús seguirá siendo nuestro representante durante toda la eternidad.

  1. El resultado del juramento.  Hebreos 7:22.
Por tanto, Jesús es hecho fiador de un mejor pacto.

Un fiador garantiza que los términos de un acuerdo o pacto se llevan a cabo. En Colombia las casas de arriendo por lo general exigen un fiador para asegurar el pago de arriendo si el arrendatario no puede corresponder.

En la Biblia, Judá sirvió de fiador por su hermano Benjamín delante de su padre. Prometió que daría su vida si fuera necesario para que Benjamín regresara sano y salvo al campamento (Génesis 43:1-14). El apóstol Pablo sirvió de fiador por el esclavo Onésimo delante de Filemón. Prometió pagar la deuda de Onésimo con su amo (Filemón :18-19).

Los sacerdotes levitas eran fiadores de la ley de Moisés, porque ellos estaban encargados de hacer que sus ceremonias y rituales se llevaran a cabo. Ellos fallaron como fiadores porque en primer lugar, eran pecadores, y ofendían ellos mismos a Dios. En segundo lugar, su fianza era de corto plazo porque con la muerte dejaban de ser ministros del pacto. Además de todo esto, el pacto que mediaban ellos era imperfecto. No podía cambiar el pecaminoso corazón, ni podía limpiar la conciencia del pecador. Se basaba en la sangre de animales, la cual no podía limpiar el pecado.

Jesús, en cambio, es fiador perfecto de un pacto perfecto.
•   Jesús es santo y puro. No hay mancha ni pecado en él. Por eso agrada totalmente a Dios Padre. Cumple a favor nuestro toda la ley divina. Lo que no podemos hacer, Jesús hace por nosotros.
•   Jesús venció la muerte y no volverá a morir, de modo que puede ser fiador eterno del nuevo pacto entre Dios y la humanidad.
•   El nuevo pacto que Jesús administra se basa en el sacrificio perfecto de sí mismo a Dios. Su sangre quita para siempre el pecado del corazón arrepentido.
•   Jesús es nuestra garantía que Dios nunca nos desamparará. Estamos estrechamente unidos con Jesús, de modo que tenemos la misma posición delante del Padre que Jesucristo mismo.

C.    JESÚS ES SACERDOTE ETERNAMENTE. Hebreos 7:23-25.

  1. Los sacerdotes levíticos tuvieron sacerdocio limitado. Hebreos 7:23.
Y los otros sacerdotes llegaron a ser muchos, debido a que por la muerte no podían continuar;

En el Antiguo Testamento tenemos un largo registro de sacerdotes levíticos. Fue largo, porque el ministerio de cada uno fue limitado por la muerte. En la lista de sacerdotes había buenos y malos, sinceros y pícaros. Lo único seguro fue que el sacerdocio de cada uno era corto, porque la muerte se intervenía.


  1. El sacerdocio de Jesús nunca cambiará, porque él no cambia. Hebreos 7:24.
Más éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable;

Jesús venció la muerte cuando resucitó. Nunca más morirá, y por eso, permanece para siempre como nuestro sacerdote. No sólo esto, sino Jesús es fiel. Su carácter no cambiará, ni sus propósitos variarán. Nuestro Salvador, Sacerdote, y Rey siempre mostrará el mismo amor, la misma misericordia, la misma pureza, la misma compasión que mostraba cuando andaba en la tierra. Su sacerdocio es inmutable e inmarcesible, porque él es inmortal e inmutable.

  1. El sacerdocio de Jesús es lo que nos da plena seguridad. Hebreos 7:25.
por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.
¿Por qué es tan importante el sacerdocio de Jesús? Precisamente porque nuestra vida eterna depende de él. ¿Qué hace Jesucristo como nuestro gran sumo sacerdote?
•    Ofreció el perfecto sacrificio por el pecado cuando se ofreció a sí mismo a Dios sobre la cruz. De esto tratan los capítulos 9 y 10 de Hebreos, y lo estudiaremos detenidamente más adelante.
•    Intercede por nosotros. Nos representa continuamente a la diestra del Padre. Nos defiende de las acusaciones de Satanás. Véase Romanos 8:34 y  1ª de Juan 2:1.
•    Es el mediador entre Dios y los hombres. Véase 1ª a Timoteo 2:5.
Nuestra salvación eterna no depende de nuestros esfuerzos. Depende de la fianza de Jesucristo a nuestro favor. El sacrificio que ofreció basta para limpiar todo pecado. Su intercesión a nuestro favor es nuestra garantía de aceptación ante el Padre. Dios Padre ha encomendado toda autoridad al Hijo. Le ha exaltado hasta la posición de más gloria y honor en el cielo. Cuando el Hijo ora a nuestro favor, podemos estar seguros de que el Padre le dará lo que pide.

D.    JESÚS ES SACERDOTE INCOMPARABLE. Hebreos 7:26-28.

  1. Jesús es el sumo sacerdote que necesitamos. Hebreos 7:26.
Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos;

Jesús es el sumo sacerdote que llena todas nuestras necesidades. Los sacerdotes levíticos no podían suplir todo lo que el pueblo necesitaba, porque eran pecadores al igual que los demás. No podía suplir todas las necesidades del pueblo porque eran hombres finitos. Jesús en cambio es exactamente el sumo sacerdote que necesitamos.
•    Jesús es santo. El es completamente apartado del pecado, y completamente apartado para Dios.
•    Jesús es inocente. No es inocente en el sentido de ser simplón, porque posee infinita sabiduría. Es inocente en el sentido que no hay pecado alguno en él. Vivió una vida perfecta sin caer ni una sola vez en el pecado.
•    Jesús es sin mancha. Aunque vivió en medio de pecadores, no se corrompió. Nunca miró a una mujer como objeto para satisfacer sus propios apetitos. Siguió amando a sus enemigos incondicionalmente. Dijo la verdad pasara lo que pasara. No había mancha en pensamiento, palabra o hecho.
•    Jesús es apartado de los pecadores. No está apartado de los pecadores en el sentido que no los trata, sino en el sentido que no comparte su pecado. Durante su vida en la tierra Jesús fue conocido como amigo a pecadores, sin embargo, su contacto con ellos no lo contaminó. De la misma manera que pudo tocar a un leproso sin contraer la lepra, pudo andar con pecadores sin ser contaminado por la maldad.
•    Jesús ha sido exaltado hasta lo sumo. No habrá jamás alguna persona que usurpa la posición de Jesucristo. Nuestro sumo sacerdote nunca será suplantado. Su ministerio permanecerá para siempre.

En todos estos hechos encontramos gran descanso y seguridad. Podemos confiar en Jesús, y descansar en él. Nunca nos va a defraudar, porque es santo, puro, inmutable, y exaltado. No nos va a desechar porque nos ama con amor eterno incondicional. Ha prometido guardarnos para siempre, y no es mentiroso. Aunque es amigo de nosotros los pecadores, no se contamina con nuestro pecado. Nadie jamás podrá arrebatarnos de su mano, porque él es más sublime que los cielos.

  1. La ofrenda de nuestro sumo sacerdote es eterna. Hebreos 7:27.
que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.

¿Por qué tuvieron los sacerdotes levíticos que ofrecer muchos sacrificios?
Primero, tuvieron que ofrecer sacrificios por su propio pecado cada vez que fallaban. Luego tuvieron que ofrecer sacrificios por el pecado del pueblo. Tuvieron que repetir los sacrificios, porque la sangre de los animales nunca podía quitar del todo el pecado. Tampoco pudo hacer puro el corazón del pecador.

¿De qué manera es diferente el sacrificio de Jesús a los sacrificios de los sacerdotes levitas?
•    Ellos ofrecían animales en sacrificio, mientras que Jesús se ofreció a sí mismo.
•    Ellos tuvieron que ofrecer sacrificios por su propio pecado, mientras que Jesús no tuvo pecado.
•    Ellos tuvieron que ofrecer múltiples sacrificios, mientras que Jesús ofreció un solo sacrificio, una vez para siempre.

  1. La ley de Dios y el juramento de Dios comparados.  Hebreos 7:28.
Porque la ley constituye sumos sacerdotes a débiles hombres; pero la palabra del juramento, posterior a la ley, al Hijo, hecho perfecto para siempre.

Los creyentes judíos que recibieron la carta de Hebreos estaban considerando la posibilidad de volver al judaísmo. La tentación fue fuerte por varios motivos:
•    Probablemente sus familiares y amigos estaban presionándoles a volver a la ley.
•    Las tradiciones del judaísmo les atraían. Toda su cultura estaba teñida por la ley de Moisés.
•    Estaban sufriendo persecución por causa de su nueva fe.
•    El templo todavía existía, y como judíos, sentían su fuerte atracción.
•    Podían ver claramente las ventajas materiales y económicas de regresar al judaísmo. Las ventajas espirituales de mantenerse firme en su nueva fe a primera vista parecían más nebulosas.


Para contrarrestar estas tentaciones, el autor de Hebreos señala las ventajas que tenemos en Jesucristo. 

JESÚS – SACERDOTE ETERNO
Hebreos 7:20-28

 COMPARACIÓN DE LO QUE LA LEY OFRECE Y LO QUE TENEMOS EN CRISTO



BAJO LA LEY:


BAJO CRISTO:
Sacerdocio levítico establecido por decreto de Dios
Sacerdocio según Melquisedec establecido por juramento de Dios

Muchos sacerdotes pecadores

Un sacerdote perfecto
Los sacerdotes cumplían las ceremonias decretadas para cumplir con su deber

Jesús nos lleva a Dios, intercede por nosotros, y nos alienta porque nos ama
La relación con Dios basado en la sangre de animales ofrecidos en sacrificio por el pecado

La relación con Dios basado en la sangre de Jesucristo ofrecida en sacrificio por el pecado
Los sacrificios no pueden perfeccionar a los congregantes

El sacrificio de Cristo limpia por completo el pecado de los creyentes
El ritual del templo estaba a punto de desaparecer. De hecho, terminó en el año 70 d.C.

El sacerdocio de Cristo es eterno. El venció la muerte, y no volverá a morir.
En la ley tenemos símbolos y figuras de Cristo.

En Jesús tenemos la realidad detrás de los símbolos.
La ley no satisface el alma, porque la sangre de los animales no puede quitar el pecado.

Jesucristo satisface el alma, porque su sangre nos limpia de todo pecado.
La ley no satisface el alma, porque todas sus provisiones son temporales.
Jesucristo satisface el alma, porque el perdón y la vida que ofrece son para siempre.