domingo, 26 de septiembre de 2010

Hebreos 6:4-8

COMO PEREGRINOS, DEBEMOS AVANZAR
Hebreos 6:4-12

Un refrán viejo dice que “el viaje más largo empieza con un solo paso”. Para llevar a cabo cualquier proyecto, tenemos que empezar. Tenemos que proponer hacerlo, y luego tomar la decisión de arrancar. Luego, tenemos que avanzar. El que corre en una competencia toma un paso a la vez, pero sigue tomando pasos hasta llegar a la meta. ¿Qué pasa si se detiene por la mitad de la carrera, diciendo que está cansado y que no quiere correr más? Pues, claro, será derrotado en la competencia. No pierde la vida, pero pierde el gusto de terminar con honor la carrera.

De la misma manera, Dios quiere que sus hijos prosigan a la meta de la victoria en Cristo. El nos regala la vida eterna, nos da el Espíritu Santo para darnos el poder necesario para vencer el pecado, y nos da la orientación que necesitamos en su palabra. Lo que nosotros tenemos que hacer es echar mano a sus provisiones, y por la fe avanzar en nuestra caminata a su lado. De esto trata este pasaje de Hebreos.

A.   LA AMONESTACION. Hebreos 6:4-8.

1.   El creyente puede sufrir graves consecuencias si se rebela contra Dios. Hebreos 6:4-6.
Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio.

Debemos concretar de una vez a quienes está dirigido este pasaje. Vemos que se refiere a las personas que han sido iluminados espiritualmente. El no creyente puede entender algunos hechos históricos y textuales acerca de la Biblia y del cristianismo, pero de ninguna manera se puede decir que ha sido iluminado, porque esto es lo que hace el Espíritu Santo en el momento de la conversión.

Hebreos 10:32  Pero traed a la memoria los días pasados,  en los cuales,  después de haber sido iluminados,  sostuvisteis gran combate de padecimientos;
     
Los iluminados son creyentes. Son iluminados en el momento de creer. Además de ser iluminadas, estas personas “gustaron del don celestial y de la buena palabra de Dios”. Gustar tiene que ver con participar activamente. En el español la palabra “gustaron” pudiera significar que les llamó la atención, pero que no entraron de lleno. En el griego no queda esta posibilidad. Quiere decir precisamente que recibieron el don celestial, y que creyeron en la buena palabra de Dios.

Leamos Hebreos 2:9, para entender el concepto de gustar.
Hebreos 2:9 Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles,  a Jesús,  coronado de gloria y de honra,  a causa del padecimiento de la muerte,  para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos.

Cuando Jesús gustó la muerte por nosotros, participó de lleno en ella. No es que le llamaba la atención, ni que la probó con delicadeza para ver cómo era. De ninguna manera. Cuando Jesús “gustó la muerte”, murió. De la misma manera, la persona que gusta del don celestial lo ha experimentado en su vida. Es creyente e hijo de Dios.

Las personas mencionadas en Hebreos 6:4-6 “fueron hechos partícipes del Espíritu Santo”. Ningún inconverso “participa del Espíritu Santo”. Jesucristo prometió enviar al Espíritu Santo sobre los que creen en él (Juan 14:22-26 y 15:26).

Leamos  Hebreos 12:8. ¿De qué participan los creyentes en este texto?

Hebreos 12:8 Pero si se os deja sin disciplina,  de la cual todos han sido participantes,  entonces sois bastardos,  y no hijos.

Participan de la disciplina cuando se rebelan contra la voluntad de Dios.

¿Cómo te ayuda a entender la manera que el escritor de Hebreos usa la palabra “participar”?
Los que participan de la disciplina sufren de alguna manera por su mal comportamiento. Participar de la disciplina quiere decir sufrir disciplina. De la misma manera, participar del Espíritu Santo quiere decir recibir el Espíritu Santo en la vida. Esto sucede en el momento de creer según Efesios 1:13-14.

Las personas señaladas en Hebreos 6:4-6 han gustado los poderes del siglo venidero. ¿Cuál es el siglo venidero? Es la eternidad al lado de Jesús en su hogar. Mientras estamos en esta vida no disfrutamos de lleno lo que vamos a experimentar en el cielo, pero Dios nos da la muestra. Tenemos paz en el corazón, podemos comunicarnos con Dios, y el Espíritu Santo es nuestro constante compañero. Ninguna de estas cosas se puede decir del inconverso.

Concluimos que los recipientes de esta amonestación son creyentes verdaderos. Han creído en el Señor Jesucristo, y han recibido el Espíritu Santo. Son de Dios, porque han recibido la salvación de la mano de Dios, y han disfrutado algunas manifestaciones de ello en su vida. ¿En qué sentido, entonces, pueden “recaer”? Vamos a escudriñar este punto, porque es uno de los puntos más polémicos de todo el Nuevo Testamento.

         Dos interpretaciones incorrectas del pasaje.

(1)  Las personas que “recayeron” no eran creyentes. Según este argumento, fueron personas que oyeron el evangelio, hicieron una profesión de fe, anduvieron por un tiempo como si fueran creyentes, pero nunca lo eran de verdad. Judas sería un ejemplo de esta clase de persona. Anduvo con los demás apóstoles, y Jesús lo trató por igual a los otros, pero él nunca era salvo, y al final mostró su verdadera posición. Según esta interpretación, cuando “recaen” estas personas vuelven al mundo, renuncian la fe que antes habían abrazado, y se apartan de Cristo. Lo hacen porque nunca eran de Cristo. Su decisión final determina su destino eterno, y no queda para ellos arrepentimiento.
Ahora bien, este escenario es verdadero. Algunas personas aparentemente siguen a Jesús por un tiempo, y luego rechazan su fe. Algunos hasta predican en su nombre, igual que el apóstol Judas. Un ejemplo famoso de esta clase de deslealtad a Cristo es el caso de Carlos Templeton.

Aunque suceden casos así, esto no es el enfoque de Hebreos 6:4-6. La interpretación tiene varios problemas basados en el texto mismo. En primer lugar, como hemos visto, las palabras que usa el escritor con relación a la experiencia espiritual de estas personas indica una fe verdadera. Es difícil imaginar lenguaje más claro para indicar que ellos son hijos de Dios. En segundo lugar, la palabra “recaer” no indica apostasía (el renuncio y repudio de la fe), sino quiere decir literalmente “caer al lado”. El escritor está hablando de un caso grave, pero no tan severo como el que repudia a Cristo.

(2)  Las personas que “recayeron” eran salvos, y perdieron la salvación. Esta es la posición de gran número de comentaristas. Hay dos graves problemas con esta interpretación. Primero, una de las reglas básicas de interpretación bíblica es que entendemos pasajes difíciles a la luz de pasajes más claras. El mismo Espíritu Santo inspiró toda la Biblia, y él no se contradice. En muchos textos cristalinos vemos que somos salvos por los méritos de Jesucristo, no por lo que hacemos o dejamos de hacer. Vamos a mirar de paso algunos de estos textos.

¿Qué enseñan los siguientes pasajes acerca de nuestra salvación eterna?

1ª de Juan 5:10-12.           Dios da testimonio a la persona que cree en Cristo de que es hijo de Dios. El que tiene a Jesucristo por la fe, tiene vida eterna.
Romanos 5:1-2.       Dios nos declara justos basados en la obra de Jesús a nuestro favor. Estamos firmes en nuestra fe porque ella está basada en la obra completa de Cristo.
Romanos 5:8-10.    Jesús murió por nosotros siendo pecadores y enemigos de Dios. Cuánto más nos mantendrá ya que hemos creído en él.
Juan 1:12.                 Los que creen en Jesús como Salvador nacen en la familia de Dios, así como un niño nace en una familia humana. Ningún niño puede “desnacer”, de modo que ningún hijo de Dios puede perder su posición en la familia. (La palabra griega “hijos” en este versículo quiere decir “nacidos”. Es el mismo término que se usa de un niño cuando nace en una familia.)
Efesios 2:8-10.          Recibimos la salvación gratuitamente cuando creemos en Cristo como Salvador. No podemos ganarla por nuestras buenas obras, pero después de ser de Dios, debemos actuar de acuerdo con su voluntad.
Hebreos 10:12-14.  El sacrificio de Cristo, hecho una vez para siempre, perfecciona para siempre a los que creen en él. El sacrificio de Jesús no pierde su eficacia cuando pecamos. De hecho, él murió por todos los pecados, y su resurrección prueba que no queda ninguno que no sea perdonado. Nos perfeccionó para siempre.
Filipenses 1:6.           Dios cumple lo que empieza. Cuando empieza una obra en la vida de una persona, llevará esa obra a la perfección. Cuando Dios nos recibe como hijos en el momento de creer en Cristo, empieza una obra de purificación que terminará cuando estamos en su presencia. Esta obra depende de él, no de nosotros.

Segundo, Hebreos 6:4-8 enseña que es imposible que la persona que “recae” sea renovada para arrepentimiento. Si “recaer” quiere decir “perder la salvación”, es imposible que la persona sea salva de nuevo. Los que enseñan que el creyente puede perder la salvación también enseñan que pueden ser salvos de nuevo si se arrepienten. No pueden usar este pasaje para probar su doctrina, ya que enseña lo opuesto.

    Tres interpretaciones posibles del pasaje. 

(1)  Es un ejemplo hipotético o teórico que no puede suceder en la realidad. Los que toman este punto de vista dicen que el pasaje está dirigido a verdaderos creyentes con el propósito de llevarles a la madurez espiritual. El argumento del pasaje según esta interpretación se desarrolla de esta manera: “Digamos que un creyente no prosigue a la madurez. ¿Esto quiere decir que pierde la salvación? ¡Imposible! Si alguien pudiera perder la salvación, no sería posible recobrarla. Si alguno de los que han creído en Cristo perdiera la salvación, esto traería vituperio sobre Jesucristo, porque él ha prometido guardar a los que han confiado en él. El sacrificio de Cristo habría sido hecho en vano. Tal idea es imposible aun imaginarla.” [Exponentes de esta interpretación: Charles Ryrie en la Biblia de estudio Ryrie, y Warren W. Wiersbe en The Bible Exposition Commentary (Comentario de exposición bíblica).]

(2)  Los creyentes que renuncian su fe no pueden recobrar el ministerio que perdieron. Los que toman este punto de vista ven en la amonestación una verdadera posibilidad, y no solamente un caso teórico. Para ellos “recaer” significa “caer en apostasía”. Los que renuncian su fe (sea por causa de la persecución, de dudas, o de caer en la trampa de la falsa doctrina), están poniéndose al lado de los que crucificaron a Jesús. Los judíos crucificaron a Jesús porque rechazaron su pretensión de ser el Mesías. La persona que rechaza a Cristo hoy, o niega la fe, está diciendo en efecto que los líderes del judaísmo tuvieron la razón cuando lo entregaron a la muerte. De esta manera están trayendo vituperio sobre el nombre del Señor. El resultado de esto es que pierden las oportunidades que Dios les había dado para servirle. Su corazón está endurecido hasta tal punto que no pueden ser renovados al estado de arrepentimiento que mostraron al principio de su vida con Cristo. Para volver a ser útiles para el Señor, se necesitará severa disciplina, la cual se ve en Hebreos 6:7-8. [Exponentes de esta interpretación: John F. Walvoord y Roy B. Zuck en The Bible Knowledge Commentary (El comentario de conocimiento bíblico).]

(3)   El creyente no puede ser renovado mientras está tratando a Jesús de manera despreciativa. Es interesante que las palabras “crucificando” y “exponiéndole a vituperio” son participios que muestran acción continua pero limitada a cierto tiempo definido. La frase podría ser traducido correctamente: “mientras están crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y mientras están exponiéndole a vituperio”. En este caso, la persona que “recae” ha negado a Jesús, y mientras está en esta condición está trayendo oprobio sobre su Salvador. No puede ser llamado al arrepentimiento y la restauración hasta que deje su mal camino. Esta interpretación cobra peso cuando vemos que el pasaje en cuestión está seguido por otra que se refiere a la disciplina de Dios (Hebreos 6:7-8). El creyente “recaído” sufrirá fuerte castigo para que vuelva a tener una vida fructífera. Todo este sufrimiento se evita si el creyente prosigue a la madurez espiritual, lo que está proponiendo el escritor de Hebreos. [Exponente de esta interpretación: Warren W. Wiersbe en The Bible Exposition Commentary (Comentario de exposición bíblica).]


  1. El creyente que produce fruto espiritual recibe bendición, y el improductivo recibe castigo. Hebreos 6:7-8.
Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios, pero la que produce espinos y abrojos es reprobada, está próxima a ser maldecida, y su fin es el ser quemada.

El autor de Hebreos prosigue a ilustrar su enseñanza con un ejemplo del campo. En una finca grande puede haber campos fértiles y productivos, y otros llenos de maleza. Todas partes de la finca reciben el beneficio de la lluvia y del sol. El mismo agricultor está atendiendo a todos los campos por igual. Sin embargo, habrá unas partes de la finca más productivas que otras. Ahora bien, cuando el agricultor ve que una parcela no produce nada sino espinos y maleza, ¿quita aquel campo de su finca? ¡Por supuesto que no! Más bien quema la maleza para que el campo pueda producir buen fruto.

Algunos creyentes se han asustado leyendo estos versículos pensando que la quema del campo representa el infierno eterno. Esta interpretación no toma en cuenta la naturaleza agrícola del ejemplo. Quemar un campo no daña la tierra, sino quita los espinos y abrojos. No se hace con el propósito de destruir la tierra, sino para quitar de la tierra lo que estorba para que dé buena cosecha.
Vamos a hacer una comparación entre los elementos del ejemplo y la vida espiritual del creyente.



La Ilustración del Campo:


La Explicación del Ejemplo:
Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella
Dios da muchas bendiciones a todos sus hijos por igual. Nos perdona basado en el sacrificio de Cristo. Nos da el Espíritu Santo. Nos da su palabra para guiar y fortalecernos. Nos da un ministerio dentro del cuerpo de Cristo. (Y mucho más.)
y produce hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios,
Cuando estas bondades resultan en obediencia y crecimiento espiritual en la vida del creyente, Dios se agrada, y él da más abundante bendición. Esta no es necesariamente prosperidad material, aunque el Señor ha prometido suplir nuestra necesidad. Puede ser gozo en el alma, numerosas oportunidades para servirle, respuestas a la oración, y/o galardones en el cielo.
pero la que produce espinos y abrojos es reprobada, está próxima a ser maldecida,
El creyente que no produce fruto para el Señor en su vida, está exponiéndose a la disciplina de Dios, y la sufrirá. ¡Dios no maldice a sus hijos! ¡Maldice el pecado en su vida! En su amor, el Padre hará lo necesario para que su hijo deje el mal camino, y produzca fruto para su gloria.
y su fin es el ser quemada.
El fin del creyente que neciamente sigue pecando a pesar de las amonestaciones del Espíritu Santo, la dirección de la palabra de Dios, y la reprensión de creyentes maduros que tratan de provocarle al arrepentimiento es triste. Tendrá que soportar disciplina fuerte de la mano del Señor. Hebreos 12:3-11 habla de esto, y lo estudiaremos más adelante.

En fin, debemos dejar de preguntar: ¿cuántos pecados puedo cometer antes de que Dios me castigue? Debemos más bien procurar proseguir a la madurez espiritual, y producir fruto para nuestro Señor.

Hebreos 6:1-3

LAS DOCTRINAS ELEMENTALES.
Hebreos 6:1-3



Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección; no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios, de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos, y del juicio eterno. Y esto haremos, si Dios en verdad lo permite.


I. INTRODUCCION.
Hemos visto que en Hebreos la leche espiritual se refiere a las doctrinas básicas de la fe cristiana. En estos versículos tenemos una lista de estas doctrinas. Cuando el escritor dice que “dejamos ya los rudimentos de la doctrina de Cristo” no quiere decir que los tengamos en poco, ni mucho menos que los descartemos. El poeta hábil no tiene en poco el alfabeto, ni la descarta. Más bien lo utiliza en sus obras artísticas. De la misma manera, el creyente maduro sigue apreciando las enseñanzas básicas de su fe, pero no se queda estancado. Prosigue a aprender más.

II. LAS DOCTRINAS.
EL ARREPENTIMIENTO DE LAS OBRAS MUERTAS.
El primer paso para acercarnos a Dios es arrepentirnos de corazón. El arrepentimiento verdadero significa:
1) Tristeza genuina por el pecado,
2) La decisión de no seguir pecando.
El arrepentimiento verdadero produce un cambio evidente en la vida. Cuando nos arrepentimos de obras muertas, reconocemos que las buenas obras que antes hacíamos para ganar el favor de Dios no tienen valor alguno. Reconocemos que las tradiciones religiosas no nos van a salvar, y de hecho, son repugnantes ante Dios. Acudimos a Cristo con plena fe.
LA FE EN DIOS.
No podemos acercarnos a Dios si no creemos en él. Algunas personas se jactan que no son incrédulos, porque creen que hay un Dios. Esto no es motivo de jactancia. Según Santiago 2:19 los demonios también creen en Dios, pero esto no les hace salvos. No solamente debemos creer que Dios existe, sino lo que él ha revelado acerca de sí mismo en las Escrituras.
LA DOCTRINA DE BAUTISMOS.
El bautismo en el Nuevo Testamento simboliza identificación, y entrada en algo. El bautismo de Juan simbolizaba la identificación de la persona como pecadora arrepentida. El bautismo cristiano simboliza la identificación del creyente con la muerte, resurrección, y vida victoriosa de Cristo. El bautismo del Espíritu Santo ocurre en el momento de creer, y significa que el Espíritu Santo pone al nuevo creyente “en Cristo”. Jesús tomó por sentado que todos los que creyeron en él serían bautizados para identificarse plenamente con Dios Padre, Hijo, y Espíritu Santo (Mateo 28:19-20). Esto es el primero paso de obediencia del nuevo convertido. (Véase Hechos 2:38 y 8:35-37.)
LA IMPOSICION DE MANOS.
En el primer siglo, cuando un nuevo creyente había anunciado su fe por medio del bautismo, los líderes de la iglesia local le ponían las manos en símbolo de que ya pertenecían a la comunidad de la fe. Además, los líderes de la iglesia ponían las manos sobre los que estaban iniciando un nuevo ministerio. Simbolizaba su apoyo y aprobación. (Véase Hechos 8:14-17 y 13:1-3.) Hoy algunas iglesias practican la imposición de manos para recibir a nuevos miembros y para consagrar a hermanos para desempeñar ministerios especiales, como de pastor o misionero.
LA RESURECCION DE LOS MUERTOS.
La fe cristiana está basada en la resurrección de Jesucristo, y en la creencia que todos los que confiamos en él también resucitaremos. Sin la resurrección, no habría cristianismo, de modo que esta es una de las doctrinas fundamentales de la fe. La Biblia enseña que habrá dos resurrecciones: una para vida y otra para castigo eterno. (Véase Mateo 25:46, Juan 5:28-29, y Apocalipsis 20:5-6 y 11-15.)

Juan 5:28-29. No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.

Aquí Jesús describe el último juicio al fin de la historia, tratando el juicio de los justos y el de los injustos como si fueran realizados al mismo tiempo (cp. Ap 20:4–15). La condenación de los injustos está basada en sus propias obras (cp. Mt 16:27; Ap 20:12, 13). Esto no contradice el hecho de que la salvación es por gracia por medio de la fe (Ef 2:8–10), y que la fe en Cristo es lo que determina el que el nombre de una persona esté escrita en el libro de la vida (Ap 20:15).). La fe de una persona se manifiesta y se evalúa por los frutos, por lo que ha hecho o no ha hecho por medio de la fe.

EL JUICIO ETERNO.
Jesucristo es el Juez de todo ser humano (Juan 5:22-23). Juzgará a los salvos en el tribunal de Cristo (2ª a Corintios 5:10). Juzgará a los impíos en el juicio del gran trono blanco (Apocalipsis 20:11-15). El hecho que todos tendremos que dar cuenta por nuestra vida delante de Dios nos motiva a vivir santamente, y nos consuela cuando sufrimos injusticias en esta vida. Sabemos que al final, Dios pagará justamente todas las cuentas.
Juan 5:22-23 Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió.

2Co 5:10 Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.

sábado, 11 de septiembre de 2010

Hebreos 5:11-14

DEBEMOS CRECER EN CRISTO
Hebreos 5:11-14



I. INTRODUCCION.

Hace varios años una pareja se trasladó a una ciudad nueva. A poco tiempo hizo visita a una familia vecina para integrarse en el barrio. Durante la visita, se oyó el llanto de un bebé en otro cuarto. Cuando preguntaron por el bebé, la madre les llevó a la cuna para conocerlo. Como de costumbre, preguntaron cuántos meses tenía. Con lágrimas la madre respondió que tenía 23 años. El niño tenía un defecto genético, y nunca crecería. Horrorizados, los visitantes cambiaron sus palabras de felicitación en consuelo y pesar por los afligidos padres.

De verdad, es maravilloso el nacimiento de un bebé. Pero da gran tristeza cuando el bebé no crece. De la misma manera, Dios siente gran gozo cuando nace una persona en su familia por medio de la fe en Cristo. Espera que su nuevo hijo se desarrolle en la vida espiritual hasta ver cambios positivos en sus actitudes y en su comportamiento. Quiere que estudie con esmero su palabra para que crezca en entendimiento y obediencia. ¡Cuánta angustia siente nuestro amante Padre celestial cuando no crecemos en la vida espiritual! ¡Cuánto dolor llena su alma cuando no nos desarrollamos en la nueva vida que él nos ha dado! De este problema trata el pasaje de Hebreos que estamos escudriñando en este estudio. ¿Quieres dar gozo a tu amado Creador y Salvador? ¡Crezca!

II. LOS NIÑOS MADURAN Hebreos 5:11 al 6:3

A. Los hermanos están estancados en su vida espiritual. Hebreos 5:11-12.

Acerca de esto tenemos mucho que decir, y difícil de explicar, por cuanto os habéis hecho tardos para oír. Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido.


El autor de Hebreos acaba de introducir el tema del sacerdocio de Jesús, pero se detiene porque presiente que sus lectores no están preparados espiritualmente para recibir la enseñanza. Aunque habían creído en Cristo hace tiempo, eran todavía niños espirituales. ¿Cómo se ve su inmadurez?

•Se habían vuelto tardos para oír la palabra de Dios.
•Todavía no habían aprendido los rudimentos de la doctrina de Cristo.
•No podían asimilar el “alimento sólido” de la palabra.
Vamos a escudriñar cada uno de estos puntos, porque tienen mucho que ver con nuestro crecimiento espiritual.

1. TARDO PARA OÍR.

a)¿Cómo nos volvemos “tardos para oír”? Pensemos en el ejemplo de un niño de seis años. Ahora bien, éste niño sabe muy bien que cuando su mamá lo llama a comer, él debe dejar lo que está haciendo, y sentarse a la mesa. Sin embargo, a veces Carlitos no responde en seguida a la llamada de su madre. Está muy entretenido en el XBOX, o no quiere perder el programa que está viendo en televisión. Éste niño se vuelve “tardo para oír” porque no quiere obedecer.

b)¿No hacemos la misma cosa con Dios? Sabemos que Dios nos llama a:

•La pureza, pero nos gusta deleitarnos con fantasías impuras.

•La honradez en los negocios, pero a corto plazo se hace más dinero por el engaño.

•La mentira es odiosa ante Dios y no nos gusta que otros nos mienten, pero estamos acostumbrados a las mentiras “piadosas” como herramienta para vivir en sociedad.

En fin, cuando el Espíritu Santo nos llama la atención a algún defecto, no queremos obedecer, y no hacemos caso. Nos volvemos “tardos para oír”.

c)¿Cuál es el resultado? Retrocedemos espiritualmente. Como no estamos obedeciendo lo que Dios nos ha mostrado, no podemos asimilar enseñanza más profunda. Esto nos lleva al segundo punto.

2. EL NIÑO ESPIRITUAL SE QUEDA EN LOS RUDIMENTOS DE LA DOCTRINA DE CRISTO.

La palabra “rudimentos” tiene que ver con los primeros conceptos. Aprender el alfabeto es el rudimento principal para aprender a leer. Saber sumar y restar son rudimentos de matemáticas. Sin aprender bien los rudimentos de cualquier tema, no se puede avanzar. El niño que no sabe distinguir la “p” de la “q” no podrá escribir poesía. El joven que no sabe las tablas de multiplicación no podrá sobresalir en álgebra ni en cálculo. ¿Qué tal el universitario que no sabe sumar? ¿O el hombre de negocios que no sabe hacer una factura? ¿O un joven que quiere ser deportista profesional, y no sabe las reglas del juego? Ninguna de estas personas tendrá un buen desempeño hasta que aprenda los rudimentos. Sin embargo, si solamente sabe los rudimentos, tampoco prosperará. Tiene que aprender lo básico, pero sobre este fundamento tiene que agregar conocimientos más profundos. ¡Considera el hombre de negocios que sabe hacer facturas, pero que no tiene idea cómo manejar el inventario! De la misma manera, es importantísimo entender los rudimentos de la fe cristiana, pero debemos proseguir a la madurez espiritual. Debemos aprender la grandeza de la salvación que Dios nos ha dado, y no quedarnos con el conocimiento mínimo que necesitamos para ser salvos.

El Nuevo Testamento nos dice mucho acerca del creyente inmaduro y su necesidad de crecer espiritualmente. ¿Qué te dicen los siguientes versículos acerca del tema?

Romanos 8:7-8. El creyente inmaduro es “carnal”. Es decir, está dominado por los apetitos y hábitos de la vida pasada. El creyente que vive según la carne no puede agradar a Dios. No puede obedecer la ley de Dios. Está esclavizado por el pecado.
1ª a Corintios 3:1-3. El niño en Cristo es carnal. Su carnalidad se manifiesta en: celos, contiendas, y disensiones.
Efesios 4:14. El niño espiritual no puede discernir la doctrina que enseña la Biblia de falsas doctrinas. Es inestable en sus creencias, porque no saben distinguir el error.
1ª a Corintios 14:20. El niño espiritual es inmaduro en su manera de pensar.

En resumen, podemos decir que el niño espiritual sigue esclavizado por los hábitos y apetitos de su vida anterior. No tiene victoria en la vida espiritual. Además, está dado a emociones negativas como celos y enojo, y a prácticas divisivas como las contiendas y las disensiones. El niño espiritual no puede distinguir entre enseñanzas falsas y verdaderas, porque es inmaduro en su manera de pensar.

Ahora bien, todo nuevo creyente es inmaduro espiritualmente. Necesita orientación y mucho estímulo de los creyentes maduros. Esto es normal, así como es normal que un bebé recién nacido necesite mucha atención. Sin embargo, el nuevo creyente debe procurar crecer en su vida espiritual. Es vergonzoso que después de años sigue con los mismos resabios que tenía al principio de su vida con Cristo.

B.La leche es para niños. Hebreos 5:13.


Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño;


La leche es buena y nutritiva. Todo niño necesita leche para fortalecer sus huesos, y para el desarrollo de todo su cuerpo. Los adultos también sacan provecho de la leche, pero necesitan más que leche. Necesitan comida sólida.

La leche es alimento de segunda mano. La madre come comida sólida, su cuerpo la digiere, y produce leche para el niño que todavía no tiene las hormonas y enzimas necesarias para procesar comida más compleja.

En lo espiritual, cada nuevo creyente necesita leche espiritual. Necesita aprender las doctrinas básicas acerca de Cristo. Necesita un maestro o entrenador que le explique en términos sencillos los preceptos bíblicos. Cuando lee la Biblia por sí mismo, habrá muchas cosas que no entiende, porque todo es nuevo para él. Además, si no recibe entrenamiento oportuno, si no recibe la leche que su nueva vida espiritual necesita, puede caer preso a falsos maestros. Por eso, debemos procurar con diligencia discipular a cada creyente que llega a Cristo. Si no lo hacemos, estamos dejando abierta la puerta al enemigo para que los arrastre de nuevo al mundo, o que los engañe por las falsas doctrinas.

C.Los maduros necesitan alimento sólido. Hebreos 5:14.

pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.


Ahora bien, todo creyente debe meditar y deleitarse en las doctrinas fundamentales de nuestra fe. Debemos recordar con frecuencia lo que Jesús hizo por nosotros en la cruz, y agradecerle de corazón. Debemos tener presente que Jesús nos va a juzgar, y así mantener la vida pura delante de él. Debemos recordar que él el nuestro Creador, Redentor, y Rey. Todas estas enseñanzas son “leche” espiritual. Son las doctrinas básicas sobre las cuales está basada nuestra relación con Dios.

Además, todo creyente, por maduro que sea, disfruta explicaciones de la palabra y exhortaciones de hermanos que tienen el don de enseñar en el poder del Espíritu Santo. Sin embargo, mientras crecemos espiritualmente, debemos desarrollar la habilidad de sacar alimento para nuestra alma directamente de las Escrituras.

Asimismo, debemos estudiar las doctrinas más profundas, que tratan de la obra de Cristo a nuestro favor hoy. Esto es la comida sólida de que habla el libro de Hebreos.

Según Hebreos 5:14, ¿qué necesitan los creyentes espiritualmente maduros?

Necesitan alimento sólido.

A tu concepto, ¿qué quiere decir alimento sólido en el sentido espiritual?

•Quiere decir que el creyente está capacitado para aplicar la Biblia a su vida por sí mismo. Aunque recibe provecho de la enseñanza de otros, también puede entender lo que Dios está diciendo en la Biblia cuando la lee personalmente.
•Quiere decir las doctrinas acerca de lo que Jesús está haciendo por nosotros hoy, y otras doctrinas avanzadas.

¿Qué distingue al creyente espiritualmente maduro?

Puede discernir entre el bien y el mal. Esto tiene varios aspectos. Puede discernir entre la verdad y la mentira cuando se trata de las cosas de Dios. Puede discernir entre comportamiento correcto y equivocado. Descubre rápidamente doctrinas falsas, y no se deja engañar.