martes, 28 de octubre de 2008

Hebreos 4:11-16

Al Estudiar las Escrituras vemos algunos elementos que describen a la misma Palabra de Dios.

Como semilla, la palabra de Dios tiene vida, y produce fruto espiritual en la vida del creyente.
Como espada, la palabra de Dios nos defiende de Satanás y nos escudriña.
Como leche, la palabra de Dios nos alimenta espiritualmente.
Como lámpara, la palabra de Dios nos muestra dónde debemos ir, y qué debemos hacer.
Como miel, la palabra de Dios es agradable y deleitoso al creyente fiel.
Como martillo, la palabra de Dios quebranta el corazón duro.
Como fuego, la palabra de Dios purifica a los que la leen.
Como oro, la palabra de Dios es de sumo valor, y digno de ser apreciada sobre todas las cosas.
Como agua, la palabra de Dios nos limpia y purifica.
Como espejo, la palabra de Dios nos muestra cómo es nuestro corazón.

En el estudio de hoy veremos por qué Dios dice que su palabra es como una espada. También estudiaremos cómo esta verdad nos da descanso espiritual

A. LA PALABRA DE DIOS NOS DA DESCANSO. Hebreos 4:11-13.

1. La amonestación. Hebreos 4:11.
Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia.

Algunos han enseñado basado en este versículo que es necesario esforzarnos para ganar el reposo de la salvación. Esto va en contra de la enseñanza global del libro. Debemos recordar que el autor de Hebreos usa el reposo espiritual para referirse al descanso de la salvación, al descanso de la eternidad con Cristo, y del descanso de sometimiento total a Dios.
En Hebreos 4:11, se está refiriendo al último descanso. ¿Cómo lo sabemos? El se incluye a sí mismo en la amonestación. No dice “procuren”, sino “procuremos” entrar en aquel reposo. Como el autor del libro obviamente es salvo, se entiende que los que deben “procurar” entrar en reposo también lo son.
La palabra “procuremos” quiere decir literalmente “estemos diligentes”. La nación de Israel sufrió derrota espiritual por su falta de diligencia en obedecer la palabra de Dios. Nosotros no debemos seguir su ejemplo. Debemos ser diligentes en someternos totalmente a la voluntad de Dios. De esta manera disfrutaremos la paz y descanso que Cristo quiere darnos.

El Nuevo Testamento usa la misma palabra “procurar” o “ser diligente” en varias ocasiones:

Efesios 4:3 (solícitos) Debemos procurar con diligencia guardar la paz y la unidad entre los hermanos en la iglesia local.
2ª a Timoteo 2:15 (procura) Como maestros de la Biblia, debemos procurar con diligencia estudiarla con esmero y explicarla correctamente.
2ª de Pedro 1:10 (procurad) Debemos procurar con diligencia mostrar con nuestra vida santa que hemos sido elegidos por Dios como sus hijos.
2ª de Pedro 3:14 (procurad) En vista de que esta creación al final será destruida para dar lugar a una creación nueva, debemos procurar con diligencia vivir una vida pura e irreprensible que agrade a Dios. Nuestro enfoque no debe ser lo terrenal, sino lo eterno.

A través de este corto estudio hemos visto que el verbo traducido “procurar con diligencia” siempre tiene que ver con nuestra vida espiritual después de ser salvos. Debemos procurar vivir en paz con los hermanos, estudiar con diligencia la Biblia, y vivir una vida santa delante de Dios y los hombres. En Hebreos vemos que debemos preocuparnos por someternos totalmente a Dios, obedeciendo su palabra, para que podemos disfrutar de su reposo.

2. La eficacia de la Biblia nos da seguridad. Hebreos 4:12.
Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.

Mientras procuramos someternos a Dios en confianza y obediencia tenemos un fuerte aliado en la Biblia. ¿Cómo nos ayuda la palabra de Dios a entrar en el reposo de obediencia y sumisión? Lo hace de varias maneras según este texto.
• Es viva y eficaz. La Biblia no es un libro cualquier. Aunque su mensaje no cambia porque es eterno e inmutable, ella habla a cada persona según las necesidades personales de ella. Es viva porque el Espíritu Santo quien la inspiró la aplica al individuo que la lee o la escucha. Es eficaz, porque al obedecerla, la vida cambia para bien. No existe otro libro que tanto ha cambiado la vida de millones de millones de personas alrededor del mundo. La Biblia habla a todas las razas y a todas las culturas por igual, porque Dios Espíritu Santo habla al corazón a través de sus páginas.
• Es más cortante que toda espada de dos filos. La “espada” de que se habla aquí es la espada corta o daga. Los romanos usaban espadas cortas y dagas de doble filo para defensa y para pelear en espacios reducidos. ¿En qué sentido es la Biblia como una daga de doble filo? Es que Dios la usa para pelear contra los santos? ¡Claro que no! Aquí el énfasis está en el poder de la Biblia de revelar lo que hay en el corazón humano. Todos nosotros somos un sancocho de emociones y motivaciones, algunas de las cuales sabemos y otras que son desconocidas aun por la persona que las posee. A veces pensamos que estamos actuando bien, cuando de verdad, nuestra motivación principal es pecaminosa. Jeremías 17:9 dice: Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? La única persona que nos puede conocer a fondo es Dios, y él usa su palabra como espada para revelar lo que hay en nuestro corazón.
• Penetra hasta partir el alma y el espíritu, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Así como una daga afilada separa los tejidos del cuerpo, la palabra de Dios discierne entre lo espiritual y lo carnal del hombre. Como acabamos de ver, nuestras emociones y motivaciones son una mixtura entre intereses terrenales y espirituales. Con el alma nos relacionamos con el mundo, y con el espíritu tenemos comunión con Dios. ¿Cómo vamos a distinguir entre las motivaciones terrenales (del alma) y las espirituales (del espíritu)? Sólo la palabra de Dios nos puede revelar la verdad acerca de nosotros mismos.
Pongamos un ejemplo: Sandra es una creyente que ama a Jesús y quiere servirle. En un paseo conoció a un joven simpático que le atrae mucho por su buen comportamiento con ella. Tienen muchos intereses en común, y van en camino de enamorarse. El único problema es que él no es creyente en Cristo, y ella sí lo es. Ahora bien, Sandra justifica su amistad con el joven diciendo que “lo está ganando para Cristo”, que “el es buena gente”, y que “Dios dice que debemos amar”. Todas estas razones suenan muy “espirituales”, pero Sandra no ve que su corazón la está engañando. Ella no puede distinguir entre su deseo espiritual de ver convertido al joven, y sus emociones humanas debidas a su amistad con un hombre atractivo y atento. ¿Cómo podrá entenderse a sí misma? La palabra de Dios revelará lo que hay en su corazón. Versículos que pueden ayudar a Sandra a saber lo que está pasando en su interior y lo que debe hacer son: Mateo 16:24-27, Mateo 10:37-39, 1ª a Corintios 6:18-20, y 2ª a Corintios 6:14-18.

La Biblia también sirve de “espada” en otros sentidos:

Hechos 7:54. Al oír el testimonio de Esteban, el sanedrín (concilio de los judíos) se enfureció, porque la palabra de Dios les mostró su error, y ellos no querían aceptarlo.
Efesios 6:11 y 17. La Biblia es nuestra principal defensa contra Satanás. Cuando él se acerca con dudas, tentaciones a hacer mal, y palabras engañosas, lo atacamos con la palabra de Dios. Así hizo Jesús cuando Satanás lo tentó en el desierto, y ganó la victoria (Mateo 4:1-11). Jesús no echó mano a su poder divino para derrotar al enemigo, sino al arma disponible al más débil creyente.

3. La omnisciencia de Dios nos da seguridad. Hebreos 4:13.
Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia, antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.

Cuando piensan en la omnisciencia de Dios, algunos creyentes se sienten intranquilos. Les parece miedoso que alguien sepa todos los detalles de su vida. Algunos teólogos últimamente han tratado de evitar el “problema” diciendo que Dios no sabe el futuro en todos los detalles, porque no sabe cómo el hombre usará el libre albedrío. Dicen que Dios está caminando con nosotros por el corredor del tiempo, y que ni él ni nosotros sabemos cómo se va a resolver todo.
Esta teoría no concuerda con lo que está revelado en la Biblia. En ella vemos que Dios conoce los secretos del corazón (Salmo 44:21), conoce todas nuestras acciones, aun las más sencillas (Salmo 139:3), y conoce lo que vamos a decir antes de que lo digamos (Salmo 139:4). Además de esto, de los centenares de profecías cumplidas en la Biblia, todas se han cumplido al pie de la letra. ¿Cómo pudo hacerse esto si Dios no conoce el futuro?
En verdad, en vez de espantarnos, la verdad que Dios nos conoce al fondo debe ser causa de gran confianza y regocijo. ¿Por qué? Por varios motivos.
• Dios me conoce, y me ama a pesar de todo. ¿Por qué nos arreglamos con atención cuando vamos a ser presentado a algún desconocido? ¿Por qué nos portamos de manera más cortés en público que en la casa? ¿Por qué tenemos miedo de que otros descubran nuestros secretos? ¿No es porque tememos ser rechazados si otros saben lo que somos en verdad? Muchas veces ponemos un disfraz en público para encubrir cosas que vemos como defectos. Algunos matrimonios tambalean en las primeras semanas, porque las ilusiones del noviazgo se disuelvan en la luz brillante del vivir diario. El ronca, y ella se levanta con mal aliento. El no sabe vivir con up presupuesto, y ella no sabe preparar huevos. ¡Cómo sería nuestro descanso y alivio saber que alguien nos acepta con amor tal cual somos! ¡Qué gozo saber que alguien me conoce al fondo, y me ama a pesar de todo! Conoce todas mis debilidades y habilidades. Conoce mi pecado pasado, presente y futuro. Con todo esto, me acepta como miembro de su familia, me perdona, y disfruta de comunión conmigo. Esto parece un sueño, pero es una verdad. Dios es esta persona que conoce todo lo que hay que saber acerca de cada uno de nosotros, y conociéndonos al fondo, nos ama con amor tierno, infinito, y eterno. No podemos esconder nada de él, y no importa, porque nada va a cambiar en lo más mínimo su amor. (Véase Romanos 8:31-39 y Mateo 10:29-31.)
• No podemos esconder el pecado de Dios. Esta es una gran motivación de mantener “cuentas cortas con Dios”. Es decir, como el Señor sabe todo lo que hemos hecho, es lógico confesar de una vez nuestra falta, para permanecer en comunión estrecha con él. Además, esta verdad nos motiva a vivir una vida pura delante de él. El ladrón no hurta cuando otros estén mirando. El adúltero por lo general trata de tapar su deslealtad. Si tenemos presente a cada momento que Dios está presente, él nos está viendo, y él nos va a juzgar, nos ayuda a vencer las tentaciones.

• Dios conoce los motivos verdaderos de mi corazón. ¿Cuántas veces has querido hacer bien, y otras personas han malinterpretado tus intenciones? ¿Cuántas veces has tomado una decisión pensando que iba a hacer bien, y ha resultado todo al revés? ¿Cuántas veces has quedado mal por motivos fuera de tu voluntad? Es un consuelo saber que hay alguien que entiende lo que queríamos hacer, aun cuando no resultó. Dios es esta persona. No lo podemos engañar, y él tampoco malinterpreta nuestras acciones. Sabe cuando estamos actuando de buena fe, y sabe cuando nuestro intento es defraudar. Podemos descansar en su justicia, porque él conoce todos los hechos. Esto nos trae al último punto.
• Dios hará justicia perfecta basada en su conocimiento perfecto. Podemos dejar las ofensas en las manos de Dios, porque él conoce todo lo que sucedió en el caso. Conoce nuestro corazón, y conoce el corazón del ofensor. Conoce todos los motivos detrás de la ofensa, de parte y parte. Es por este motivo que Dios nos prohíbe a cobrar venganza. Nuestra venganza nunca es justa, porque estamos juzgando desde nuestro punto de vista sin tomar en cuenta el punto de vista del obro. Dios en cambio ve todo y es santo, y así puede juzgar recta e imparcialmente.

B. LA COMUNION CON JESUS NOS DA DESCANSO. Hebreos 4:14-16.

1. La obra completa de Jesús nos da seguridad. Hebreos 4:14.
Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión.

Tenemos gran consolación en la palabra de Dios y en la omnisciencia de Dios. Ellos nos dan seguridad, y nos animan a ser diligentes en la vida espiritual. En adición, tenemos un gran sumo sacerdote que ha vencido este mundo y que está en el cielo intercediendo por nosotros. Hemos visto que los sumo sacerdotes tenían varios ministerios principales:
• Debían ofrecer sacrificios para limpiar el pecado del pueblo.
• Debía interceder por el pueblo ante Dios.
• Simbólicamente llevaban al pueblo diariamente sobre el hombro y sobre el pecho (lugar de fuerza y de amor). Los sumo sacerdotes estaban en el deber, luego, de sostener espiritualmente al pueblo, a amarlo como Dios lo amaba.
Ahora bien, ningún sumo sacerdote levita podía cumplir estas tareas debidamente, porque eran pecadores igual que los que servían. El sacerdocio de Leví simbolizaba el sacerdocio de alguien superior, pero no pudo alcanzar la perfección que Dios buscaba.
Jesús, en cambio, es nuestro perfecto sumo sacerdote.
• Es Dios, pero tomó sobre sí nuestra humanidad para poder identificarse perfectamente con nosotros.
• Siendo Dios, es santo y puro. No tiene que ofrecer sacrificios por su propio pecado, porque es inmaculado.
• Está en el cielo al lado del Padre, en su cuerpo glorificado. Su sacerdocio no terminará, porque nunca morirá. Si tuviéramos que ser representado por sacerdotes levitas, no tendríamos esperanza, porque el templo fue destruido hace siglos, y ningún sacerdote de la familia de Aarón puede ejercer su ministerio. Nuestro sumo sacerdote no necesita templo material en la tierra. Nos representa delante del Padre hoy, y lo hará para siempre.
Ya que tenemos un gran sumo sacerdote, mucho más poderoso que los sacerdotes levíticos, podemos descansar en él. Recordamos que los recipientes de esta carta eran judíos cristianos que estaban sufriendo persecución por su fe en Jesús, y que se sentían tentados a volver al judaísmo. Las palabras de Hebreos 4:14 hablarían al corazón de ellos. Aunque en ese tiempo ellos podían haber regresado al templo, ofreciendo animales en sacrificio, no tuvieron por qué hacerlo, porque Jesús mismo había ofrecido el sacrificio perfecto. El fue el sacerdote, y él mismo fue la ofrenda. La fe de los judíos creyentes debía permanecer firme en la obra completa de Jesús.

2. La victoria de Jesús sobre la tentación nos da seguridad. Hebreos 4:15.
Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.

Los sacerdotes levitas debían haber tenido compasión con la gente pecadora, porque ellos también eran pecadores, y sabían lo difícil que es resistir la tentación. Sin embargo, muchas veces no tuvieron compasión, sino juzgaban ásperamente al pueblo. El sumo sacerdote Elí es un ejemplo de esta actitud. Condenó a Ana por estar borracho, cuando ella estaba orando con fervor al Señor (1º de Samuel 1:9-18). Caifás es otro ejemplo de un sumo sacerdote injusto. En su orgullo y ansia de poder, condenó a muerte al inocente Hijo de Dios. ¿A cuántas otras personas habrá sacrificado sobre el altar de su ambición?
Nuestro sumo sacerdote en cambio, es compasivo y tierno con nosotros. El, siendo Dios, se hizo hombre para poder identificarse completamente con nosotros. Compartió nuestra carne y nuestras limitaciones. Fue tentado en todos los aspectos que somos tentados nosotros, pero sin pecar.
Cuando dice que Jesús fue tentado en todo según nuestra semejanza, no quiere decir como enseñan algunos, que él fue tentado a participar en perversiones, ni que sintió inclinación alguna hacia el pecado. Quiere decir que Jesús tenía necesidades tanto emocionales como físicas igual a nosotros. El sufría cuando faltaba alguna de estas necesidades. Sufría hambre, cansancio, y sed a nivel físico. Sufría angustia a nivel emocional al ser rechazado, calumniado, y traicionado. Jesús también fue tentado de maneras que nunca podemos ser tentados. Por ejemplo, como Dios, él podía haber bajado de la cruz en cualquier momento. Podía haber sanado sus propias heridas, y mostrado su gloria al mundo. En medio del dolor agudísimo que estaba soportando, tuvo que haber sido tentado a escapar, pero no lo hizo. Se sometió durante toda su vida a la voluntad del Padre. Así nos dejó ejemplo perfecto que seguir, y llegó a ser nuestro fiel, compasivo sumo sacerdote.

Los evangelios están repletos de tentaciones que Jesús sufrió y venció sin pecar. Estos ochos versículos describen algunas tentaciones:

Mateo 4:1-4. Mientras sufría intensa hambre, fue tentado a convertir piedras en pan.
Marcos 2:16-17. Jesús fue sujeto constantemente a críticas y a malos entendimientos. Tuvo que haber sido tentado a responder con ira o a sentir desánimo.
Marcos 6:1-6. Jesús fue rechazado por su propio pueblo, donde había sido criado.
Marcos 8:11-13. Jesús fue tentado a manifestar su poder a los fariseos de manera que tendrían que creer, pero no lo hizo. Se limitó a hacer las señales que el Padre le había encomendado.
Marcos 8:31-33. Satanás usó a Pedro para tentar a Jesús a renunciar la cruz. Jesús lo reprendió, y siguió su camino hacia el Calvario.
Lucas 11:14-16. Acusaron a Jesús de echar fuera demonios en el poder satánico. Tuvo que haberle dolido terriblemente, pero no perdió control sobre sí mismo. Les siguió enseñando con el mismo amor.
Lucas 20:19-28. Intentaron sorprender a Jesús en alguna palabra imprudente o airada, pero no lograron su objetivo.
Juan 7:2-5. Los hermanos carnales de Jesús no creían en él. Esto tuvo que haberle dolido en el alma durante toda su vida. (Creyeron después de la resurrección.)

Estas son apenas algunas de las tentaciones que sufrió Jesús durante su vida aquí en la tierra. Así como nosotros, las tentaciones lo acosaron diariamente, pero él venció a todas. Puede compadecer con nosotros en nuestros dolores y debilidades, porque él pasó por esta vida.

3. La comunicación con Jesús nos da seguridad. Hebreos 4:16.
Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

Ya que nuestro Salvador y sumo sacerdote ha compartido nuestros dolores y tentaciones, ¿qué debe ser nuestra respuesta de amor y gratitud? Como dice este versículo, debemos acercarnos con plena confianza a Dios en oración. Sabemos que él entiende nuestras necesidades, y simpatiza con el dolor en nuestro corazón. Seguro que encontraremos en él misericordia, y ayuda oportuna en nuestras necesidades.
Notamos que el trono de Dios se llama “el trono de la gracia”, y el oportuno socorro se da por gracia. No merecemos en nada que Dios nos escuche. No merecemos su favor, su amor, ni su misericordia. El nos ayuda porque nos ama, y porque nuestro gran sumo sacerdote está rogando por nosotros. A pesar de que no merecemos nada de Dios, podemos acercarnos confiadamente porque nuestra esperanza está en Jesús, quien nos representa delante del Padre.